lunes, 6 de agosto de 2007

Premisas de la educacion sexual.

Debe ser funcional: El programa de educación sexual debe encarar los problemas prácticos que enfrente el niño o el adolescente en la vida diaria, para que éste pueda analizarlos, discutirlos y encontrar la mejor respuesta a sus inquietudes o dudas.

La capacitación debe ser desarrollada en forma tal que no se requieran niveles altos de escolaridad para participar de las actividades.

Es necesario aprovechar la capacidad de aprendizaje específica de los adolescentes y adultos, que es diferente de la de los niños.

La Educación sexual es una parte más de la educación vital que se produce en el seno de la familia. Sin embargo, en contra de lo que sería lógico, aún hay muchos padres que prefieren silenciar esa faceta de la comunicación personal que es la vida sexual. Las razones de este silencio son complejas.

En primer lugar está la inercia. Un porcentaje alto de padres de nuestro tiempo ha sido educado en el silencio sexual. Carecen del modelo de trasmisión de este tipo de conocimientos y copian el que han tenido: callar.

Existe también otra razón, según la cual “todo lo que es agradable es pecado, es ilegal o engorda”.

El tercer motivo, más refinado, afecta principalmente a los padres demasiado ocupados. Piensan que la educación es algo que tienen que hacer los expertos. Esto produce una actitud de retirada de la educación de sus hijos en general, y también de la educación sexual, puesto que no se consideran especialistas.

Otros padres ilustrados han leído que la educación sexual puede incrementar el interés de los niños sobre el tema y lanzarles a una precocidad de experiencias sexuales que les asusta:

Elección del vocabulario: Este implica un acuerdo entre padres y docentes de manera tal que se conozca la terminología que el niño o el adolescente ya traen desde sus casas.

Llamar las cosas por su nombre: Aunque es difícil ya que la terminología científica es, en muchos casos, fría para utilizar en el diálogo hogareño, es la mejor manera de acercar al niño o al adolescente, a la sexualidad de manera clara y precisa, evitando malos entendidos.

Los extremos nunca son buenos: Ni poca ni mucha información, simplemente aquella que se está solicitando, sin rodeo, sin medias palabras, la precisa, para que no caiga en el vacío si no es proporcional a los intereses infantiles, sino se ajusta a la etapa correspondiente, a las capacidades o preocupaciones del niño o adolescente.

La repetición de la información atendiendo a las diferentes etapas del niño ya que ellos examinan y reexaminan lo que se les ha dicho, lo que han descubierto. En general, ellos captan en cada oportunidad una parte del tema abordado.

Las respuestas a los interrogantes del menor deben ser formuladas en forma sencilla, con palabras adecuadas a la realidad, sin rodeos confusos. La verdad “lisa y llana”, paso a paso, a medida que se van consultando, con el fin de evitar fantasías extrañas y angustias innecesarias.

DE 15 A 18 AÑOS:

A esta edad, el adolescente, necesita una caja de resonancia para sus inquietudes. Están buscando una identidad definida.

Uno de los conflictos centrales es que la capacidad biológica de ejercitar la sexualidad aparece en el púber antes que la aptitud de asumirla y hacerse plenamente responsable de sus consecuencias. En nuestra época y en nuestra cultura, la madurez sexual se alcanza mucho antes que la madurez social.

Indicarles que el acto sexual debe ser para ellos una experiencia gratificante, tanto física como emocionalmente. Cuando se llega a él por desesperación, impulso, competición o arrogancia... el resultado puede ser una experiencia infeliz y peligrosa.

DE 10 A 14 AÑOS:

El centro de su atención ha recaído en la evolución más rápida o más lenta de su desarrollo, en los cambios del cuerpo, en las funciones orgánicas estimuladas por la “revolución hormonal”, en su capacidad para despertar amores y desamores... Las preguntas de las chicas y los chicos de diez a catorce girarán una y otra vez sobre esos temas.

Uno de los temas son los famosos y molestos “granitos, barritos o acné”. Estos se producen por algo que es bueno para el cutis: el trabajo de las glándulas sebáceas. Para ellos producen una especie de grasa espesa. En la pubertad esas glándulas están llenas de energía y “fabrican” más grasa de la necesaria, o aún no han crecido lo suficiente las vías de salida de la piel: los poros. Entonces la grasa se acumula y obstruye esos poros convirtiéndose en barritos o puntos negros. Cuando éstos se infectan se produce el grano. Por eso para evitar la infección, no hay que apretar o pellizcar la piel, y mucho menos con las uñas. Una cuidadosa higiene cotidiana y una dieta abundante en fibras, frutas y verduras y pobre en grasas, nada de toxinas, ejercicios al aire libre y suficiente descanso pueden ayudar a que la piel se libre de estos inoportunos barritos.

Conviene aclarar que estas reacciones cutáneas no tienen ninguna relación con la actividad sexual, con la masturbación o con la abstinencia... tal como suele atribuirles cierta creencia bastante generalizada.

En esta etapa es esencial en la educación sexual preparar a las chicas para la “menarca”, es decir, para su primer período menstrual. Es conveniente que se entere del tema antes de que la sorprenda el hecho consumado en sí misma o en alguna de sus compañeras.

Los varones también es importante que conozcan sobre el tema.

Tanto en la nena como en el varón que entran en la pubertad, será necesario explicarles que cuando las chicas empiezan a crecer, su cuerpo se va preparando para que algún día puedan ser madres. Esas hormonas que hacen crecer los senos y redondean la figura femenina producen también la maduración de todo el aparato genital.

En los ovarios (dos glándulas) hay miles de óvulos sin madurar. Cuando llega la pubertad, uno de esos óvulos madura y sale del ovario. Por un conducto que se llama trompa y se dirige al útero. Esto sucederá desde entonces cada 28 o 35 días, aproximadamente. Si ese óvulo no es fecundado, es decir, si no se une a un espermatozoide, sigue su camino. En el útero, todos los meses, se prepara un tejido, blando, suave, impregnado de sangre. ¿Por qué? Por la posibilidad de unión de las dos células: el óvulo y el espermatozoide, para dar vida a un nuevo ser. Si se forma el bebé, se adherirá a la pared del útero, pero si no se produce la unión, el revestimiento del útero ya no es necesario; entonces se desprende y se desintegra. Eso es lo que sale al exterior, por la vagina de la mujer. Parece sangre solamente porque la membrana se deshace en partes tan chicas que no se ven a simple vista.

Los primeros períodos pueden ser muy irregulares y conviene que lo sepa para que no se preocupe. Se le puede informar también que esos primeros ciclos femeninos nos son siempre fértiles. Y que las mujeres no menstrúan durante el embarazo porque en esos meses la cobertura del útero cumple la función para la que fue preparada. Y que alrededor de los 45, 50 o 55 años, a todas las mujeres se les interrumpe definitivamente la menstruación; después de ese momento (que se llama menopausia) ya no se producen óvulos, ni embarazos.

En cuanto a la infertilidad de los primeros ciclos es muy importante diferenciar ese dato de la falsa creencia que suele circular entre los jóvenes acerca de lo improbable de un embarazo en las primeras relaciones sexuales. Subrayar muy bien esta distinción hasta que quede clara.

Así como se aconseja advertir a las chicas la próxima llegada de su menarca, también conviene preparar a los varones para que las nuevas reacciones de su cuerpo no lo sorprendan desagradablemente, lo asusten o lo preocupen.

Cerca de los 10 años podemos avisarle al varón que cuando tenga doce o catorce, puede ser antes o después, experimente sensaciones agradables en sus genitales. Advertirá que de su pene brota un líquido blancuzco llamado semen. Ese líquido contiene células (espermatozoide) capaces de formar hijos, de embarazar una mujer si se unen las células que ella produce, llamadas óvulos. Esas emisiones pueden ocurrirle también cuando duerme; a veces (no siempre) cuando tiene sueños sexualmente excitantes.

La salida del semen se denomina “eyaculación”, y las sensaciones placenteras que la acompañan, “orgasmo”. Cuando esto ocurre durante el dormir, se lo denomina “polución nocturna”. Todo es sano, natural e indica que su cuerpo va abandonando su condición infantil y adquiriendo madurez. Otro dato de ese crecimiento ocurre en momentos de excitación sexual del varón, cuando el tejido esponjoso que contiene el órgano sexual del varón recibe una gran afluencia de sangre y por eso aumenta de tamaño, se eleva y rigidiza.

Otra inquietud frecuente entre los púberes es saber si una sola relación sexual puede producir un embarazo, y es necesario que los chicos lo tengan bien claro para evitar disgustos El embarazo se inicia siempre que un óvulo y un espermatozoide se unen, y para que este encuentro se realice basta con que el varón deje su semen dentro de los genitales de la mujer cuando en las trompas o en el útero haya un óvulo maduro. Eso puede ocurrir en la primera relación sexual o en cualquiera de las siguientes, si no se toma alguna medida para impedir el encuentro de las dos células.

Incluso, es posible que una chica (o una adulta) quede embarazada aunque el semen masculino haya sido depositado en la entrada de la vagina, sin producirse penetración. Los espermatozoides están capacitados para filtrarse y realizar el largo recorrido hasta el útero y las trompas. También puede suceder que el líquido que emerge del pene durante la excitación sexual contenga algunos espermatozoides con lo que se puede producir un embarazo, aún retirando el órgano masculino antes de la eyaculación.

Abadía

Escriben algunos autores que este noble linaje procede de Italia y que fue su fundador en España Pedro de Abadía que, en tiempos del Rey Don Jaime I de Aragón, vino del citado país a nuestra patria para asistir a la conquista de Valencia. Esto, sin embargo, no es exacto, pues el linaje Abadía es anterior en España a los tiempos en que vivió el citado monarca, y, por lo tanto, a la llegada a nues-tra patria del citado Pedro Abadía. Lo históricamente probado es que los Abadía proceden de las montañas de Jaca, en Aragón, donde eran muy nobles infanzones, y que el linaje es tan antiguo que alguno de ellos se hallaron con Don Pelayo en Covadonga. Esos Abadías tuvieron también solar en Daroca y en Calatayud, de donde fueron natu-rales y heredados.

Ganaron proceso de Infanzonía en la Real Audiencia de Aragón: Baltasar de Abadía, vecino de Zaragoza, en 1597, y Pedro Gabriel de Abadía, vecino de Zaragoza, en 1638.
Ignacio Abadía y Loferlín, descendiente de una ilustre casa de este apellido sita en la villa de Escatrón, natural de Zaragoza y bautizado el 29 de Enero del año 1750, fue Veeedor General de la Real Caballería, ingresando en la Orden de Carlos III en 1791. José Abadía y Cebrián, natural de Jatiel (Teruel), Prior de la Iglesia de Jatiel de la Encomienda de Samper de Calanda, se cruzó Caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, en 1726.

Procede Abadía del sustantivo castellano abadía, "iglesia, monasterio, territorio, jurisdicción o bienes de un abad o abadesa".

Armas.- Los de Daroca y sus ramas traen: Escudo cuartelado: 1º y 4º, en campo de azur, un castillo de plata; 2º y 3º, en campo de gules, una banda de oro, engolada en cabezas de dragantes del mismo metal, lampasadas de gules.

Los hijos infinitos

Cuando se tiene un hijo,
se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera,
se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga
y al del coche que empuja la institutriz inglesa
y al niño gringo que carga la criolla
y al niño blanco que carga la negra
y al niño indio que carga la india
y al niño negro que carga la tierra.

Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños
que la calle se llena y la plaza y el puente
y el mercado y la iglesia y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle
y el coche lo atropella
y cuando se asoma al balcón
y cuando se arrima a la alberca;
y cuando un niño grita, no sabemos
si lo nuestro es el grito o es el niño,
y si le sangran y se queja, por el momento no sabríamos si el ¡ay! es suyo o
si la sangre es nuestra.

Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño
que acompaña a la ciega y las Meninas
y la misma enana y el Príncipe de Francia y su Princesa
y el que tiene San Antonio en los brazos
y el que tiene la Coromoto en las piernas.
Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala,
todo llanto nos crispa, venga de donde venga.
Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro
y el corazón afuera.

Y cuando se tienen dos hijos se tienen todos los hijos de la tierra,
los millones de hijos con que las tierras lloran,
con que las madres ríen, con que los mundos sueñan,
los que Paul Fort quería con las manos unidas para que el mundo fuera la
canción de una rueda,
los que el Hombre de Estado, que tiene un lindo niño, quiere con Dios
adentro y las tripas afuera,
los que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima entreabiertos los ojos,
como los niños de la guerra, porque basta para que salga toda la luz de un
niño una rendija china o una mirada japonesa.

Cuando se tienen dos hijos se tiene todo el miedo del planeta,
todo el miedo a los hombres luminosos
que quieren asesinar la luz y arriar las velas
y ensangrentar las pelotas de goma
y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda.


Cuando se tienen dos hijos se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos
cabezas,
toda la angustia y toda la esperanza, la luz y el llanto, a ver cuál es el
que nos llega,
si el modo de llorar del universo
el modo de alumbrar de las estrellas.

DE 6 A 9 AÑOS:

Durante este período inician una investigación directa del acto sexual. Es muy saludable que encuentren tanto en casa como en la escuela un clima comprensivo donde expresar dudas, inquietudes e interrogantes.

Los conceptos a trasmitir en esta etapa del desarrollo infantil son los datos básicos acerca de las relaciones sexuales: volver a subrayar lo placentero del abrazo amoroso. La introducción del pene en la vagina para depositar un líquido que se llama semen, que contiene miles y miles de células cuyo nombre es “espermatozoides. Una célula es una unidad pequeñísima que está viva. Están ubicadas en esa parte del cuerpo que los adultos llaman testículos. Las mujeres también tienen unas bolitas parecidas, más chicas, que están adentro del cuerpo: se llaman ovarios. Allí se forman unas células femeninas que son más grandes que se llaman óvulos.

Los espermatozoides (células masculinas) que el hombre puso dentro de la mujer van trepando hasta llegar al útero. Si en ese momento uno de ellos se encuentra con el óvulo (célula femenina) los dos se unirán formando una sola célula: un huevo diminuto del que va a crecer un bebé. Ese momento se llama fecundación. Las células que forman esas pelotita inicial siguen aumentando en cantidad, día a día. Al mes del encuentro de la célula masculina y la femenina, el embrión (así se llama en ese momento) ya mide un centímetro y empiezan a formarse algunas partes de su cuerpo.

A los dos meses ya tiene cabeza, cuerpo, bracitos, piernas, todo muy elemental. En el tercer mes podemos saber si es nena o nene, pero todavía no se le nota la panza a la mamá. Recién en el cuarto mes crece lo suficiente como para abultar el vientre, pero ese bulto que vemos no lo produce él solo: también hay una bolsa que lo protege y lo envuelve. Esa bolsa está llena de líquido. Es decir que al principio de nuestra vida flotamos en el agua. En los siguientes meses el bebé tiene que engordar y fortalecerse.

Ya a los seis o siete años tanto los varones como las chicas intuyen o sospechan algo sobre el tema de la “menstruación”. Han observado alguna vez la presencia de sangre en prendas interiores o sábanas. O han “pescado” algún comentario de los adultos, o vieron toallas femeninas o tampones. O, por supuesto, recibieron como todo el mundo el reiterativo mensaje publicitario de los más variados sistemas de absorción interna o externa, y de calmantes para “esos días”.

La menstruación es un hecho natural, y aclararlo a tiempo es hacer una prevención real de trastornos en las mujeres y desmitificar el tema en los varones.

La respuesta suficiente para esta edad puede ser aproximadamente: todos los meses el útero de las mujeres, allí donde se forman los bebitos, se prepara, por las dudas; por si se encuentran un óvulo y un espermatozoide y comienza un embarazo. Para eso las paredes de esa bolsa se cubren de una tela muy fina, que podría servir para alimentar y proteger al futuro bebé. Pero, si el embarazo no se produce, esa cobertura se desprende y cae por la vagina en forma de sangre. Eso se llama menstruación.

ANTES DE LOS 5 AÑOS:

La sexualidad está presente durante toda la vida humana (desde el nacimiento hasta la muerte), aunque atraviese cambios muy importantes en calidad e intensidad.

En cuanto a los recién nacidos está capacitado para sentir placer corporal. Esa sensibilidad al contacto físico le ayuda a comprender que es amado, mucho antes de que pueda comprender otro tipo de mensajes. Los bebés suelen sonreír y emitir sonidos de satisfacción cuando se produce el roce de sus genitales durante el cambio de pañales o el baño.

Después de los 18 meses, otra área de su cuerpo adquiere mayor privilegio: la zona anal. El pequeño concentra su atención y sus sensaciones en las funciones excretoras que, poco a poco, aprenderá a controlar.

Si el desarrollo emocional progresa adecuadamente, hacia los tres años, el niño empieza a descubrir que las sensaciones corpóreas más placenteras provienen de la zona genital.

Durante su crecimiento cada niño aprende muchas cosas acerca de su cuerpo y sus sensaciones. Algunas lo ayudan a avanzar en su evolución. Otras, pueden perturbarlo, detenerlo parcialmente, o hacerlo retroceder en algunos aspectos. Muchas dificultades de la sexualidad adulta reconocen sus orígenes en obstáculos surgidos en estas etapas iniciales. Un motivo más para tender enérgicamente hacia una adecuada educación sexual desde el principio de la vida.

Se suelen interpretar las exploraciones infantiles como si estuvieran cargadas de las mismas intenciones y cualidades que en los adultos, y eso produce cierto rechazo o inquietud, se tiende a limitarlo. Pero estas actividades infantiles constituyen un aprendizaje valioso, no vinculado con una sexualidad genital en el sentido adulto, sino que le permite conocer y aprender por un juego de comparación y sensaciones.

Cuando los chicos toquen, se toquen, o abran de repente la puerta del baño o del dormitorio donde hay algún adulto, corresponde a estos últimos enfrentar la situación con la mayor naturalidad posible en esos momentos. Quienes puedan atravesarlos sin mayores conflictos estarán haciendo un importante aporte a la educación sexual de sus hijos.

Durante la infancia se experimenta con diferentes “juegos sexuales” vinculados con exploraciones y descubrimientos, con el placer o la curiosidad de sentir y tocar. Juegos como “al doctor” o a las escondidas en una habitación a oscuras... son principios de aproximación al otro sexo. Ante esta situación muchos adultos tienen dificultades para aceptarlos como “positivos”, y que sólo pueden convertirse en algo negativo cuando la actitud del entorno los destaca por encima de cualquier otro suceso, cuando es represiva y carente de comprensión.

El gran interrogante de la primera infancia es: ¿esto qué es?. Para evitar dudas o incomodidades conviene tener pensada la respuesta y saber que enseguida surgirán otros interrogantes que también convendrá satisfacer de alguna manera: “¿todos los nenes tienen pito?¿por qué las mamás tienen tetas grandes y los papás no?”. Y tantas otras variantes de una misma curiosidad: la diferencia entre los sexos.

Conviene informar con claridad para evitar que se formen ideas distorsionadas o generen temores en cuanto a su proceso de crecimiento. No está de más explicarles que todos los chicos sanos crecen hasta transformarse en adultos y adquieren esas características que a ellos les llaman tanto la atención. Y que todas las partes del cuerpo crecen como crecen las manos, las orejas, las piernas y todo lo demás.

La presencia del vello es para los pequeños otra señal llamativa. Podemos decirles que cuando la gente crece toda su piel se va haciendo más gruesa y resistente, un poco más áspera y algunas zonas se cubren de pelos. Ese vello es más grueso y tupido en los genitales y en las axilas. En general, los hombres son más peludos que las mujeres y tienen barba; algunos tienen mucho pelo en el pecho, los brazos y las piernas, otros no. También hay mujeres que tienen más vello que otras.

Otra preocupación es sobre el embarazo. La primera información que necesitan sobre el tema es que los bebés, antes de nacer, están adentro de la mamá; en una bolsita que tienen todas las mujeres especialmente para eso y que se llama útero. Ese lugar es cómodo, calentito y húmedo; está en la panza y al principio es chiquito, porque el bebé también es muy chiquitito, apenas un punto más chiquito que la cabeza de un alfiler. Poco a poco irá creciendo y la bolsa se estirará para que pueda estar cómodo y protegido. Necesita estar ahí mucho tiempo (nueve meses) porque al principio no tiene todo lo que hace falta para vivir.

Los chicos también querrán saber ¿qué hacen los bebitos en la panza de la mamá?.

Su ocupación principal es crecer. Para eso el bebé se alimenta y “respira” a través de un cordón que sale de su ombligo y lo une a la mamá. Cuando ya tiene cuatro meses, más o menos comienza a moverse.

Cuando el bebé ya creció lo suficiente y está listo para nacer, empuja buscando la salida que está entre las piernas de la mamá, y se llama vagina. Esa abertura se estira para que el bebé pueda pasar. Hay que detectar y corregir la frecuente conclusión infantil, bastante lógica, de que los bebés salen por el mismo agujerito que ellos usan para evacuar el intestino. Lo más aconsejable es recordar y subrayar que las mujeres tienen tres agujeritos: uno para hacer caca, otro para hacer pis y uno más grande que es, precisamente, la vagina, por donde nacen los bebés. Los varones en cambio solo tienen dos: uno para hacer pis y otro en la cola.

Aunque se informe que la mamá va a la clínica o al hospital para tener el bebé, habrá que poner énfasis en aclarar que el nacimiento es una situación de salud, de alegría, de vida. Que la mamá no se interna porque está enferma, ni porque la van a operar. Se interna porque la salida del bebé (que se llama parto) le exige un gran esfuerzo, le duele un poco y un médico la ayuda y revisa al bebé para asegurarse de que esté sano.

La siguiente, inevitable curiosidad, es: ¿cómo entró el bebé?

Basta con decir que ese puntito que es el bebé al principio adentro de la panza, fue hecho por papá y mamá. Mamá puso una parte y papá la otra. La parte de la mamá estaba adentro de la bolsita para los bebés (el útero). La parte del papá la coloca en un abrazo muy amoroso y muy fuerte durante el cual el pene (o pito) entra en la mamá por ese mismo agujerito por donde después va a salir el bebé al nacer. Allí, en el fondo, las dos partes se encuentran y se unen formando ese puntito que después crecerá poco a poco en la panza de la mamá. Hay que indicarles que ese abrazo que a los dos les gusta mucho, se lo dan cuando están solos, porque se quieren. Y que, no siempre que lo hacen, se formará un bebé.

las siete cabritillas y el lobo

Había una vez una vieja cabra que tenía siete cabritas, y las amaba con todo el amor que una buena madre puede tener por sus hijos. Un día ella quiso ir al bosque para conseguir algún alimento. Así que llamó a las siete cabritillas y les dijo:
-"Queridas hijas, tengo que ir al bosque, estad en guardia contra el lobo, si llegase a entrar, os devorará -piel, pelo y todo-. El lobo malvado por lo general se disfraza, pero lo reconocereis enseguida por su gruesa voz y sus negras patas."-

Las cabritas dijeron:

-"Mamá, tendremos mucho cuidado! Puedes salir sin preocuparte."

Entonces la vieja cabra baló, y partió a su camino con la mente tranquila.

No había transcurrido mucho tiempo cuando alguien tocó a la puerta de la casa y llamó:

-"Abrid la puerta queridas hijas, mamá está aquí, y ha traído de regreso algo para cada una de vosotras."-

Pero las pequeñas cabritas sabían que era el lobo por su gruesa voz,

-"No abriremos la puerta."- gritaron ellas. -"No eres nuestra madre. Ella tiene voz suave y placentera, en cambio tu voz es ronca, ¡Tú eres el lobo!"-

Entonces el lobo se retiró, fue a una tienda y se compró una gran masa de tiza, se la comió y con eso se le suavizó la voz. Y regresó donde las cabritas, tocó a la puerta y gritó:

-"Abrid la puerta queridas hijas, mamá está aquí, y ha traído de regreso algo para cada una de vosotras."-

Pero las cabritas vieron por debajo de la puerta unas negras patas y gritaron:

-"No abriremos la puerta, nuestra madre no tiene patas negras como las tuyas. ¡Tú eres el lobo!"-

Entonces el lobo fue donde un panadero y le dijo:

-"Me he herido los pies, ponme un poco de masa sobre ellos."-

Y cuando el panadero hubo cubierto sus pies, corrió donde el molinero y dijo:

-"Rocéame un poco de harina sobre mis pies."-

El molinero pensó para sí mismo:

-"Este lobo piensa engañar a alguien."- y se negó.

Pero el lobo dijo:

-"Si no lo haces, te devoraré."-

Entonces el molinero se asustó, y le emblanqueció las patas.

Así el malvado fue por tercera vez a la puerta de la casa, tocó y dijo:

-"Abrid la puerta queridas hijas, mamá está aquí, y ha traído de regreso algo para cada una de vosotras."-

Las cabritas gritaron:

-"Primero muéstranos tus patas para saber si tú eres nuestra mamá."-

Entonces él puso sus patas en la ventana, y cuando vieron que eran blancas, creyeron que todo lo que dijo era cierto y abrieron la puerta. ¡Pero ¿quien entró?, si no el malvado lobo! Se aterrorizaron y buscaron donde esconderse. Una saltó bajo la mesa, la segunda se metió dentro de la cama, la tercera dentro de la estufa, la cuarta en la cocina, la quinta en el armario, la sexta bajo el fregadero, y la séptima dentro de la caja del reloj de péndulo.

Pero el lobo las encontró, y sin ninguna ceremonia, una a una se las fue tragando. La más joven, que estaba dentro de la caja del reloj, fue a la única que no encontró.

Cuando el lobo quedó satisfecho con su apetito, salió, y se arrecostó bajo un árbol en el prado verde, y se quedó dormido. Poco después llegó la vieja cabra a casa de nuevo. ¡Oh, qué panorama el que encontró! La puerta de la casa permanecía abierta. La mesa, las sillas y bancas todas tiradas por el suelo, el fregadero quebrado en pedazos, los edredones y las almohadas quitadas de las camas. Buscó a sus cabritas, pero no encontró a ninguna. Las llamó una a una por su nombre, pero nadie contestaba. Al final cuando llamó a la más joven, una vocecita gritó:

-"¡Mamá, estoy aquí, encerrada en la caja del reloj!"-

Sacó a la cabrita y ésta le contó que había venido el lobo y devoró a las otras. Entonces puedes imaginarte cuánto lloró por sus pobres hijitas.

Soportando su dolor salió afuera, y la cabrita salió con ella. Cuando llegaron al prado, allí yacía el lobo bajo el árbol, y roncaba tan fuerte que hasta las ramas se movían. Ella lo miró por todos lados, y observó que algo se movía y saltaba en su abultado estómago.

-"¡Oh cielos!"- dijo ella, ¿Sería posible que mis pobres hijitas, que se las tragó el lobo para su cena, estuvieran aún con vida?"-

Entonces la cabrita menor corrió a casa y trajo tijeras, una aguja e hilo, y la vieja cabra le abrió el estómago al lobo, y cuando dificultosamente había hecho el primer corte, una de las cabritas asomó su cabeza, y cuando el corte fue aumentado, todas las seis saltaron hacia afuera, vivitas, y sin heridas, pues el malvado, en su ansiedad, se las había tragado enteras. ¡Cuánta felicidad hubo! Abrazaron a su querida madre, y saltaban como un marinero en su boda. La madre sin embargo dijo:

-"Ahora id por algunas piedras grandes, y le llenaremos a la malvada bestia el estómago con ellas, mientras sigue dormido."-

Entonces las siete cabritas le trajeron rápidamente las piedras, y pusieron tantas como pudieron dentro del estómago, y la madre lo cosió de nuevo a la mayor velocidad, de modo que él no se diera cuenta de nada y no notara ningún cambio.

Cuando al fin el lobo despertó, se paró en sus patas, y las piedras en su estómago lo hicieron sentir sed, y quizo ir al pozo a beber. Pero cuando empezó a caminar y moverse, las piedras en su estómago pegaban unas con otras y sonaban. Entonces gritó:

-"¿Qué tumba y retumba
dentro de mi pobre panza?
Yo pensé que eran seis cabritas,
pero no son sino piedras en danza."-

Cuando llegó al pozo se paró a la orilla, y cuando justo se agachó a beber, las pesadas piedras lo hicieron caer dentro. No tuvo ayuda alguna y se ahogó miserablemente.

Cuando las siete cabritas vieron aquello, llegaron corriendo al sitio y gritaron en voz alta:

-"¡El lobo ha muerto! ¡El lobo ha muerto!"-

Y danzaron llenas de regocijo alrededor del pozo junto con su madre.

domingo, 5 de agosto de 2007

Poesia para mamá


"Yo le doy mi pecho.
Ella me da sus ojos.
Yo le doy mi leche.
Ella me entrega el alma.
yo le doy mis brazos.
Ella pone en los míos su vida.
Y me convierto en diosa
dadora de vida
de alimento y amor"
Anónimo

Poesia para mamá


"Mi mundo es redondo, redondo y suave como tu mundo. Yo te lo entrego para que sueñes, para que luches, para que creas.
La casa es pequeña, la ropa es humilde, pero en mi leche tibia, te entrego el mundo".
Vía Láctea.

COMUNICÁNDOTE CON TU FUTURO BEBÉ

¿Es posible comunicarnos con nuestro bebé desde antes de que nazca, cuando apenas se está formando? De ser así, ¿cómo? ¿qué tipo de comunicación podemos tener? ¿Aprende nuestro futuro bebé desde que está adentro de su mamá?

Una amiga me comentó un día que su hijita de tres años le preguntó que por qué estaba triste antes de que ella naciera. A mi amiga se le había muerto su papá mientras estaba embarazada. Este no es un caso extraño.

En los últimos años se han hecho muchas investigaciones sobre esto con descubrimientos interesantísimos. Además, muchos sicólogos han escuchado a sus pacientes hablar de experiencias antes de nacer, en el proceso del parto y cuando están recién nacidos. Con prácticas como meditación o introspección, muchas veces aunque no necesariamente guiados por un especialista, podemos recordar cómo se sentía nuestra mamá mientras estaba embarazada de nosotros.

El bebé en formación está física y anímicamente conectado con su mamá. Por eso no son raros los casos en los que una persona puede describir cosas que sucedieron mientras su mamá estaba embarazada de ellas. Por ejemplo, una discusión fuerte entre sus padres, la tristeza inmensa de su mamá al perder a un ser querido, y otras emociones que ella puede haber sentido como pánico, cansancio, una inusitada alegría, esperanza, o amor. Existe, entonces, y está comprobado, una conciencia y una memoria prenatal.

Después del cuarto mes de embarazo, los futuros bebés se portan de forma muy parecida a cuando están recién nacidos. Lloran, duermen y sueñan y sintonizan con todo lo que hace su mamá: aprenden de ella. También juegan con el cordón umbilical y se chupan el dedo.

Hacia las veinte semanas de embarazo, tu futuro bebé ya puede escuchar perfectamente porque su sistema auditivo está perfectamente formado, como el de un adulto. Si escucha una música suave se moverá suavemente y quizás dé algunas pataditas de contento. Si escucha en cambio una música estridente pateará fuerte como diciendo bájenle.

A los cinco meses de embarazo, tu futuro bebé levanta las manos y se las lleva a los oídos si escucha un ruido fuerte. Abre los ojos hacia los seis meses de embarazo y reacciona si colocamos una luz fuerte que dé hacia la panza de la mamá.

Tu bebé en formación escucha el pulso de tu sangre, los ruidos que hacen tu estómago y tus intestinos, el sonido de tu voz y de otras voces, filtradas por el cuerpo de mamá y por el líquido amniótico que le rodea, el ruido del agua moviéndose a su alrededor. Reacciona ante la voz de mamá, y puede aprender también a reconocer la voz de papá si él se acerca a la panza de mamá y le habla o le canta con frecuencia, y responder con pataditas y movimientos.

Elige una canción, la que quieras, una que te guste y te sepas o quieras aprendértela. No tiene que ser una nana infantil, puede ser cualquier otra canción. Cántasela todos o casi todos los días desde los primeros meses de embarazo. Vas a ver que, después de nacer, cuando le vuelvas a cantar esa canción, la reconocerá y se sentirá protegido, tranquilo y feliz. Será su canción.
Puedes cantar, por supuesto, además, otras canciones, y tamborilear sobre tu panza algún ritmo alegre, educando desde entonces a tu futuro bebé en una variedad de sonidos.

También puedes ponerte a escuchar música mientras esperas a tu bebé, y elegir un disco o una pieza musical para ponerle muchas veces antes de que nazca. Incluso a la hora del parto puedes ponérsela y se va a sentir identificado con ella.
Muchas investigaciones han demostrado que la música clásica barroca estimula y alegra a las personas, las plantas, los animales y también a los bebés que están formándose aún dentro de su mamá. Si te gusta la música barroca, busca un disco de Mozart, de Vivaldi o de otro compositor barroco y escúchenla muchas veces. Te recomiendo "La sinfonía de los juguetes", de Leopold Mozart (el papá de Wolfgang Amadeus). Poner música barroca también ayuda a levantar el ánimo cuando estás agotado, tienes flojera o te sientes un poco melancólico.

Si practicas la meditación y la relajación mientras estás esperando a tu bebé, se relajan y meditan los dos juntos (el próximo mes encontrarás en esta sección un artículo con algunas técnicas muy sencillas para relajarte y meditar).

Cuando papá y mamá se quieren y les inunda un sentimiento de amor y de confianza mutua, y mamá está embarazada, el bebé siente y comparte también ese amor. Si una pareja es capaz de decirse todos los días cosas bonitas, y de aceptar lo que el otro dice y agradecerlo, el bebé también sentirá bonito.

Cuando por dificultades de nuestra vida esto no es posible, podemos de todas formas enviarle a nuestro bebé mensajes de amor. Se trata de detenernos un momento haciendo un paréntesis de unos cuantos segundos en nuestras actividades del día y sentir cómo le queremos y cómo agradecemos y nos contenta que venga al mundo y sea nuestro hijo. Tanto el papá como la mamá y los abuelos pueden hacer esta pausa amorosa para el bebé.

(Marta Alcocer, feb 05)

Abad

Abad



Coinciden la mayor parte de los tratadistas consultados en afirmar que el apellido Abad o Abades, que todo es uno, procede del Señorío de Vizcaya, siendo uno de los más antiguos del mismo. La casa troncal radicó en el valle de Gordejuela, de las encartaciones de Cestona.

En Aragón los Abad, que son descendientes de don Pedro Abad, fueron autorizados por el rey Jaime I de Aragón a cambiar sus armas originales por estas otras: En campo de azur, un perro lebrel al natural. Esta rama de los Abad se extendió por varias villas de Aragón y Valencia, adonde fueron a su conquista en compañía del citado monarca (siglo XIII).
Otros Abad tuvieron casas solares en Jaca, en Biescas de Tena (extendidos a Lopórzano y Alagón), y otros en la villa de Garcipollera, con líneas en la ciudad de Jaca.
De la casa del Valle de Tena procedió Palmerio Abad, que en tiempos del Rey Don Pedro de Aragón, fundó las casas de las dos Sicilias. Un descendiente suyo, llamado Pero Abad, murió en Nápoles (Italia), habiendo desempeñado distinguidos empleos del real servicio.

En cuanto a la etimología y significado del apellido Abad, el reconocido lingüista Gutierre Tibón, nos dice que procede del latín abbas, abbatis, procedente, a su vez, del arameo abba, que significa "padre", de donde viene a ser el "abad" el "padre superior de un convento o monasterio", y también, de forma más general, "el cura párroco". No obstante, los filólogos vascos lo hacen derivar de aba, que significa "macizo montañoso cuyas prolongaciones bajan hasta el llano", y, metafóricamente, "antepasado", con la letra -d continuativa.
Armas: en Aragón, como ya hemos dicho, los Abad decendientes de Pedro Abad, usaron: En campo de azur, un perro lebrel al natural.