lunes, 6 de agosto de 2007

DE 6 A 9 AÑOS:

Durante este período inician una investigación directa del acto sexual. Es muy saludable que encuentren tanto en casa como en la escuela un clima comprensivo donde expresar dudas, inquietudes e interrogantes.

Los conceptos a trasmitir en esta etapa del desarrollo infantil son los datos básicos acerca de las relaciones sexuales: volver a subrayar lo placentero del abrazo amoroso. La introducción del pene en la vagina para depositar un líquido que se llama semen, que contiene miles y miles de células cuyo nombre es “espermatozoides. Una célula es una unidad pequeñísima que está viva. Están ubicadas en esa parte del cuerpo que los adultos llaman testículos. Las mujeres también tienen unas bolitas parecidas, más chicas, que están adentro del cuerpo: se llaman ovarios. Allí se forman unas células femeninas que son más grandes que se llaman óvulos.

Los espermatozoides (células masculinas) que el hombre puso dentro de la mujer van trepando hasta llegar al útero. Si en ese momento uno de ellos se encuentra con el óvulo (célula femenina) los dos se unirán formando una sola célula: un huevo diminuto del que va a crecer un bebé. Ese momento se llama fecundación. Las células que forman esas pelotita inicial siguen aumentando en cantidad, día a día. Al mes del encuentro de la célula masculina y la femenina, el embrión (así se llama en ese momento) ya mide un centímetro y empiezan a formarse algunas partes de su cuerpo.

A los dos meses ya tiene cabeza, cuerpo, bracitos, piernas, todo muy elemental. En el tercer mes podemos saber si es nena o nene, pero todavía no se le nota la panza a la mamá. Recién en el cuarto mes crece lo suficiente como para abultar el vientre, pero ese bulto que vemos no lo produce él solo: también hay una bolsa que lo protege y lo envuelve. Esa bolsa está llena de líquido. Es decir que al principio de nuestra vida flotamos en el agua. En los siguientes meses el bebé tiene que engordar y fortalecerse.

Ya a los seis o siete años tanto los varones como las chicas intuyen o sospechan algo sobre el tema de la “menstruación”. Han observado alguna vez la presencia de sangre en prendas interiores o sábanas. O han “pescado” algún comentario de los adultos, o vieron toallas femeninas o tampones. O, por supuesto, recibieron como todo el mundo el reiterativo mensaje publicitario de los más variados sistemas de absorción interna o externa, y de calmantes para “esos días”.

La menstruación es un hecho natural, y aclararlo a tiempo es hacer una prevención real de trastornos en las mujeres y desmitificar el tema en los varones.

La respuesta suficiente para esta edad puede ser aproximadamente: todos los meses el útero de las mujeres, allí donde se forman los bebitos, se prepara, por las dudas; por si se encuentran un óvulo y un espermatozoide y comienza un embarazo. Para eso las paredes de esa bolsa se cubren de una tela muy fina, que podría servir para alimentar y proteger al futuro bebé. Pero, si el embarazo no se produce, esa cobertura se desprende y cae por la vagina en forma de sangre. Eso se llama menstruación.

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