lunes, 14 de abril de 2008

Las palabras mágicas


Mariana era una niña caprichosa y engreída. Creía tener derecho a todo lo que se le antojaba. Le perteneciera o no.

También creía ser la más hermosa, la más inteligente, la mejor de todas las niñas. Por esa razón pensaba que todos deseaban estar con ella, jugar con ella y pasar el tiempo con ella. Y por esa razón debían estar sumamente agradecidos.

También podía contestar de mal modo sin pedir disculpas o burlarse de los demás sin medir las consecuencias. Como cuando uno de sus amigos se cayó y ella en lugar de ayudarlo se largó a reír.
Un hada que pasó justamente y vio lo que sucedía, decidió darle una lección. Mariana debería aprender las palabras mágicas. El hada tocó a sus amigos con su varita y ellos rápidamente se cansaron de su actitud veleidosa y pizpireta, y decidieron no salir más a la vereda. Se quedaron jugando detrás de la reja en el jardín de su casa.

Mariana salió y no los vio. Le llamó la atención que no pasaran a buscarla. Justo a ella que garantizaba la diversión y ahora tenía una nueva bicicleta color rosa tornasol.
-¡Qué tontos! -pensó. Y salió a dar vueltas alrededor de la manzana.

Al pasar por la reja vio a todos sus amigos disfrutando bajo un árbol.

Entonces les dijo:
-¡Tengo una bicicleta nueva!

Pero los amigos no la escucharon. Gritó más fuerte:
-¡Ey, Aquí estoy yo!

Pero los amigos parecían estar sordos.

Volvió preocupada a su casa, y le pidió a su mamá una muñeca nueva:
-Quiero una muñeca Barbie vestida de playa. El hada también tocó con su varita a sus padres.

-Pero si tienes veinte muñecas. Juega con esas- respondió la madre.

-Ya te dije que quiero una vestida de playa.

-¡Pues no!- dijo la madre por primera vez, ya que nunca le había negado nada.

Mariana se pescó una rabieta tirándose al suelo pataleando y gritando. Pero su madre hizo oídos sordos hasta que se calmó.

Se encerró en su habitación a estudiar la lección para el día siguiente. La aprendió a la perfección para dejar a todos boquiabiertos.

Pero el hada madrina, también sacudió su varita sobre la maestra y los compañeros.

Cuando llegó el momento de tomar la lección, la maestra pidió que levantaran las manos y Mariana la levantó rápidamente al grito de ¡Yo, yo, yo!

La maestra, parecía no verla ni escucharla. Todos los que levantaron la mano, dieron su lección, menos Mariana que se revolvía de rabia en su pupitre.

Volvió a su casa muy triste. Jamás le había pasado algo así. Y no sabía como hacer para revertir esta dificultad. Pensó y pensó sin encontrar la solución del problema que la afectaba.
Mientras dormía el hada se le apareció en sus sueños y le enseñó la importancia de las palabras mágicas: ¨PERDÓN¨, ¨POR FAVOR¨ Y ¨GRACIAS¨.
Al día siguiente Mariana le pidió PERDÓN a su mamá por la rabieta y le dio las GRACIAS por la nueva bicicleta.

Fue a visitar a sus amigos y les pidió POR FAVOR que abrieran la reja para jugar con ellos, y sus amigos la dejaron pasar. Luego les dio las GRACIAS por invitarla. Luego le pidió PERDON a uno de sus amigos por haberse reído cuando se cayó dolorido en la vereda. Y él la perdonó.

En el colegio, pidió POR FAVOR que le permitieran dar su lección y la maestra la felicitó.

Cuento de Bianca Otero

¿Qué nombre lo pondremos?




NIÑOS


Adalgiso: Lanza de la nobleza.

Adam: Variante de adán.

Adelardo: Noble y fuete.

Adelino: Variante de adelardo.

Adelio: Padre del príncipe.


NIÑAS

Adelia: Variante de adelaida.

Adelina: Princesa de la casa real, variante de adelaida.

Adelinada: Variante de adelaida.

Adena: La delicada, la grácil.

Azul: El color del cielo

Boricua fiel


Traigo la alegría
traigo la emoción
traigo el corazón
de la patria mía.
La estrella que un día
alumbró en Belén
la traigo también
con orgullo santo
la llevo en mi canto,
¡gloria a Dios!, amén.

Entre todas una,
una solitaria,
bella luminaria
sobre tosca cuna.
Una y solo una
fiel lo señaló;
y esa llevo yo
bordada en mi enseña;
la estrella risueña
que Él nos envió.

Por eso no hay quien
pueda destronarla;
pues, para cuidarla
estamos también.
Que el divino bien
de esta patria pura.
Con honda ternura
he de respetar
defender y amar
con fiera bravura.

Estrella brillante
la de mi bandera
ilusión cimera
que flota radiante:
un pueblo anhelante
del más grande empeño
de lograr el sueño
de su libertad,
de su humanidad
ser el propio dueño.

Andrés Díaz Marrero

Venimos trovando


Estas navidades
alumbra la estrella;
seguimos la huella
de sus claridades.
Mil felicidades
te estamos deseando.

Coro:
Venimos trovando
llenos de alegría
y hasta el otro día
te estaré cantando.

Yo te prometí
una trulla caliente
despierta a tu gente
que estamos aquí.
Escucha el coquí
también entonando.

Coro:
Venimos trovando
llenos de alegría
y hasta el otro día
te estaré cantando.

Ya se siente el frío
de la madrugada;
corre alborotada
el agua del río;
pero, a tu bohío
llego parrandeando.

Coro:
Venimos trovando
llenos de alegría
y hasta el otro día
te estaré cantando.

Estamos a mano
cumplí mi promesa;
prepara la mesa
que he corrido el llano.
Vengo muy ufano
cerquita llegando.

Coro:
Venimos trovando
llenos de alegría
y hasta el otro día
te estaré cantando.

Andrés Díaz Marrero

Arias


Es el de Arias, un apellido patronímico de gran antigüedad, formado y derivado de un antiguo nombre de bautismo hispánico que tuvo bastante uso en la Edad Media, sobre todo en la zona asturleonesa y en la gallega. Según se recoge en el Diccionario de Apellidos Españoles, el nombre es de etimología dudosa; algunos autores afirman que deriva de Ares, dios griego de la guerra; según otros, sería una variante del nombre latino Aredius.

El reconocido lingüista Gutierre Tibón nos dice que el apellido Arias es originario de Galicia, y que según la tradición deriva de los reyes suevos.

Sea correcta o no esta afirmación, lo cierto es que Galicia fue cuna de ilustres casas de Arias y que entre sus solares más nobles e importantes figuraron los de Sirgal, San Miguel de Penas y Monterroso, en la provincia de Lugo.

También hubo ramas importantes en Asturias, Castilla, Aragón, Andalucía y Extremadura.

Según se recoge en el Diccionario de Heráldica Aragonesa, una casa solar de este apellido radicó en Ejea de los Caballeros, documentándose con posterioridad miembros de esta mismo solar en la ciudad de Zaragoza.

De una familia Arias radicada en Sangüesa (Navarra) proce-dió don Tomás de Arias y Leyza Eraso, caballero de la Orden de Carlos III, en la que ingresó el 19 de julio de 1814.

También probaron, portadores del apellido Arias, nobleza en la Orden de Santiago, y en numerosísimas ocasiones ante la Real Chancillería de Valladolid.

Armas: los Arias de Ejea de los Caballeros documentados con posterioridad en Zaragoza, usaron: En campo de azur, león rampante de oro.

A mi madre


VI

Errantes, fugitivas, misteriosas,
tienden las nubes presuroso el vuelo,
no como un tiempo, cándidas y hermosas,
sí llenas de amargura y desconsuelo.

Más allá, más allá..., siempre adelante,
prosiguen sin descanso su carrera,
bañado en llanto el pálido semblante
con que riegan el bosque y la pradera.

Que enojada la mar donde se miran
y oscurecido el sol que las amó,
sólo saben decir cuando suspiran:
«Todo para nosotras acabó.»

Rosalía de castro

A mi madre

V

Ya pasó la estación de los calores,
y lleno el rostro de áspera fiereza,
sobre los restos de las mustias flores
asoma el crudo invierno su cabeza.

Por el azul del claro firmamento
tiende sus alas de color sombrío,
cual en torno de un casto pensamiento
sus alas tiende un pensamiento impío.

Y gime el bosque y el torrente brama,
y la hoja seca, en lodo convertida,
dale llorosa al céfiro a quien ama
la postrera y doliente despedida.

Rosalía de castro