lunes, 12 de noviembre de 2007

Lo que le pasó a don Grillo



Adriana, se había reunido con Sofía debajo del palo de mangó, como lo habían planeado. Traían con ellas herramientas de juguetes. Un martillo, un serrucho y unos alicates.

¡A trabajar! -dijo Adriana, y comenzó a golpear el tronco como si estuviera clavando. Sofía, se puso a jugar que aserruchaba una de las ramas.

-¡Ay!, ¡Auxilio! ¡socorro, me están tumbando la casa! ¡Ay!, ¡Auxilio! ¡Ay!…

Adríana y Sofía, dejaron de jugar. Y miraron asombradas a un pequeño grillo que gesticulaba mientras gritaba pidiendo auxilio.

-¡Un grillo que habla!. -exclamó Sofía.

-¡Claro que puedo hablar! Puedo hablar y cantar y brincar cuanto me plazca, pero eso no es motivo para que me tumben la casita.-le respondió el grillo.

-Lo siento señor grillo. ¡Sólo jugábamos a los carpinteros! Estas herramientas no son de verdad, son de plástico. -dijo Adriana.

-Es verdad, el serrucho no corta; únicamente hace risrás, risrás.-añadió Sofía.

-Pero, los golpes del martillo y el ruido del serrucho son verdaderos; y asustan. Asustan mucho. Por un momento pensé que se iba a repetir la historia.. -replicó el grillo

¿Qué historia?-preguntaron a coro, Adriana y Sofía

-Yo vivía feliz al lado de una quebrada, rodeado de flores y árboles frondosos. Entonces, llegaron unos: «desarrolladores», que así se les llama a los que hacen negocios, comprando y vendiendo tierra, y construyendo urbanizaciones y centros comerciales. Comenzaron talando los árboles y aplanando la tierra para construir edificios y fábricas. Sin árboles ni matas en el lugar, apenas llovía. La mayoría de los pájaros y animales decidieron buscar otro sitio para vivir y la gente comenzó a enfermar por falta de agua potable.

-¿Agua qué?-preguntó Sofía

-Agua potable, así se le llama al agua que las personas pueden beber sin temor a enfermar.-respondió el grillo.

-Continúe usted, don grillo-suplicó Adriana

- decía que: la mayoría de los pájaros y animales decidieron buscar otro sitio para vivir y la gente comenzó a enfermar por falta de agua potable. Las fábricas cerraron, pues, los trabajadores se mudaron, buscando otros sitios más saludables para sus familias. En poco tiempo, el lugar se convirtió en un pueblo fantasma. A pesar de todo, quería quedarme… ¡yo había nacido allí! Entonces…, ocurrió algo espantoso.

-¡Adríana!, ¡Sofía! Es hora de bañarse y arreglarse, pronto vendrán sus padres a buscarlas.-era la abuela, quien las llamaba. Adriana y Sofía, eran primas; y la abuela las cuidaba mientras los padres de éstas trabajaban.

-¡Ya vamos, abuela! Déjanos un ratito más.-le respondió Adriana.

-Esta bien, pero sólo cinco minutos más. -contestó la abuela.

Por favor, don grillo; termine la historia; pues, nos tenemos que ir-suplicó Sofía.

Lo que ocurrió espantoso fue… que nos azotó un huracán. La fuerza del viento y la enorme cantidad de lluvia que caía hizo que el cerro se convirtiera en un río de lodo cuya fuerza arrasó todo lo que tenía por delante. Apenas escapé. Pues, para evitar ser sepultado por el deslizamiento de tierra, brinqué a un pedazo de rama que flotaba quebrada abajo… Y, bueno…, aqui estoy, ¡y ustedes me quieren tumbar la casita!
-Perdone, señor grillo; no lo volveremos a molestar. Quisiéramos que fuera nuestro amigo. -le contestó, Adriana.

-¡Está bien! Ya lo olvidé, ¡ya lo olvidé! Sólo fue un susto. -Asintió el grillo.

-Don grillo, ¡necesitamos su ayuda! Nuestros padres piensan talar los árboles que están en la parte de atrás de la casa de abuela. -comentó Sofía

-Sí, los que están al pie del cerro.-confirmó Adriana.

-Por favor, don grillo, venga con nosotros, para que le cuente a la abuela, y a nuestros padres que están por llegar; lo que a usted le pasó, no queremos que algo así nos suceda a nosotros también. -Suplicaron, Adriana y Sofía.

-No puedo. Nunca hablo con las personas mayores. Converso únicamente con los niños.

- ¡pero hay que advertirles!-exclamó Sofía

- Eso, se lo dejo a ustedes. -les contestó el grillo, mientras se alejaba del lugar a grandes saltos.

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