lunes, 4 de febrero de 2008

Yukibo y la Flor de moriviví


Personajes:

1. Narrador
2. Coahí
3. Yukibo
4. Padre
5. Bohíque
6. Yocahú




Acto I, Cuadro 1

Narrador:
Los padres de Yukibo y Cohaí eran grandes amigos, y aunque vivían en distintos yucayeques cada tres lunas llenas se visitaban entre sí. Yukibo y Cohaí aprovechaban estos encuentros para conversar, reír y compartir ensueños; comportamiento que aprobaban los padres.


Cohaí:
¿Me amas?



Yukibo:
Como a la luz del sol. Esa luz que nutre y da vida a todo cuanto alcanza; a la hierba, a los árboles y al sonoro cantar de la quebrada…

Cohaí:
Yo también te quiero; y me haces falta; me haces falta como al cielo las nubes; como al ave las alas…

Narrador:
Algún tiempo después, la pareja de enamorados convino en pedir a sus respectivos padres consentimiento para casarse. La noticia alegró tanto a los padres que estos se comprometieron a fijar la fecha de la boda.



Acto I, cuadro 2

Narrador:
Pero antes de que Cohaí y Yukibo se casasen, el bohíque principal de la isla solicitó al padre de ésta que se la diera en matrimonio.


Padre:
es un honor, ¡oh, gran bohíque!, que usted quiera pertenecer a nuestra familia. Pero, no puedo complacerlo. Cohaí le ha sido prometida a Yukibo.

Bohíque:
¡Cohaí será mi esposa!

Padre:
Ella tiene a Yukibo en su corazón. Sin embargo, yo tengo otra hija que la iguala en belleza. Con gusto se la cedo en matrimonio.

Bohíque:
¡Quiero a Cohaí!

Padre:
Ya hemos formalizado el compromiso con los padres de Yukibo.

Bohíque:
Soy el gran bohíque; ¡será mi esposa aunque tú no lo quieras!

Padre:
Lo siento, pero ya está fijada la fecha de la boda...


Acto I, Cuadro 3

Narrador:
El bohíque se marchó furioso, dando grandes voces. Cohaí, escondida tras el telar, había escuchado la conversación; y temblorosa lloraba. Desde ese día el bohíque mantuvo a Cohaí en un constante asedio. A cada momento se le presentaba en el bohío, la seguía hasta el mercado y cuando lavaba ropa se le aparecía de repente con la intención de raptarla. Cosa que nunca pudo lograr; pues, el padre de ella y Yukibo se alternaban para acompañarla. Lleno de ira al ver fracasar su propósito, el bohíque, utilizando sus conocimientos de hechicero convocó a Tuyra, espíritu del mal.

Bohíque:
(clamando, mientras preparaba un mortal brebaje.)
¡Grande y sublime, Tuyra, dios de la desolación y la venganza! ¡Acude a mí! Uña de urubú, rabo de anolis, yerba anamú, patas de bibijaguas y agua de naiboa corta a Yukibo mi anki, ¡destrúyelo!


Acto I, Cuadro 4

Narrador:
Tres días antes de la boda los amigos del novio se reunían con él para embijarlo. El astuto bohíque, sin que nadie lo supiera, mezcló el brebaje, que había llevado escondido, con la comida destinada al novio. Yukibo, ajeno a la maldad del bohíque, comió y bebió entusiasmado. A partir de ese momento comenzó a enfermar. Minutos antes de que se celebrara la boda, Yukibo moría sin que sus familiares y amigos adivinaran la causa.

Hubo una breve ceremonia. Los amigos y deudos enterraron el cuerpo de Yukibo. Todos se marcharon, menos Cohaí; quien no cesaba de clamar frente a la tumba.


Cohaí:
(Llorando frente a la tumba) Yocahú, escucha mi ruego, ¡devuélvele la vida a mi amado!, ¡regrésale su naniqui!

Yocahú:
(La voz solamente) ¡Cohaí!, ¡basta ya de llorar!

Cohaí:
¡Yocahú!

Yocahú:
Sí, soy yo. No puedo devolverle el naniqui a Yukibo, pero puedo transformarlo antes de que huya de su cuerpo.

Narrador:
Hubo un intenso ventarrón, apartáronse las nubes del cerrado cielo y un destello de luz penetró en la tumba de Yukibo. Cohaí, sorprendida, vio salir de la tumba un hermoso ruiseñor. Sintió un breve aleteo sobre su cabeza y luego lo vio perderse en el gris del horizonte.



Acto II , cuadro 1

Narrador:
Poco tiempo después el bohíque obtenía el permiso del cacique para casarse con Cohaí. Cohaí desconsolada, ante la noticia de que tenía que casarse contra su voluntad, clamaba:

Cohaí:
¡Ay, muerte recelosa que me esquivas!
¡Oh, muerte de mi amado!,
¡borrar de mí su amor,
tú no has logrado!
Pues tiembla, a su recuerdo,
y se enternece este afán de dulzura,
que mis lágrimas riegan con ternura:
capullo florecido y perfumado,
que sólo a ti responde
llanto que no se esconde
y que anhela llegar pronto a su lado...


Acto II, cuadro 2

Narrador:
El ruiseñor, que ha escuchado la súplica de su amada, vuela hasta lo alto del Yunque a pedirle ayuda a Yocahú.


Ruiseñor:
(Voz de Yukibo)
¡Bondadoso señor!,
tú, que le das dulzura al agua de los ríos,
con que saciamos nuestra sed;
que haces brotar los frutos de la tierra
con que nos sustentamos.
Tú, que enciendes el farol de la mañana
y lo guardas al terminar la tarde,
escucha el llanto de mi amada,
escucha la tristeza de mi canto.
Dime, cómo evitar que Cohaí siga penando;
y lo que es peor, que contra su voluntad despose
a quien, con despiadada crueldad, me hizo este daño.

Yocahú:
Recoge una gota de néctar de rocío en la parte plateada de la hoja del yagrumo y dásela a tomar a Cohaí antes de que la última oscuridad de la noche se desvanezca con la llegada del día.


Acto II, cuadro 3

Narrador:
Cuando fueron a buscar a Cohaí para la ceremonia de la boda, la encontraron muerta. Hoy sobre su tumba florece una pequeña planta. Planta que cierra sus hojas ante todo el que la toca; excepto al ruiseñor, quien, antes de acariciarla, le canta para dejarle saber que es él.

Ruiseñor:

(Voz de Yukibo)
Escucho el susurro acompasado y frágil
polen multicolor de mariposa
que flota cual suspiro enamorado
que cual suspiro enamorado flota...
Es el beso de luz de una alborada
eres tú, amor... que esperas mi llegada
y al trino de mi amor suspiras.
que ciñe su diadema diamantina
y troca su fulgor en suave rima,

Flor de moriviví:
(Voz de Cohaí)
Antes de oír las notas
adulzar el silencio con tus trinos,
temblaron mis estambres y mis hojas.
Presentí tu llegada, y mi suspiro
fue fragancia y despertar de aurora;
el gorjeo de tu voz es melodía
que ahuyenta mi nostalgia con su canto.
Anhelante, ya estoy de tu caricia.
¡Unamos nuestro ser, en tierno abrazo!

Narrador:
Al caer la tarde, en el recodo del valle donde se encuentra la tumba de Cohaí, una mimosa y púdica flor junto a un enamorado ruiseñor, la melodía del amor, musitan


© Andrés Díaz Marrero, 2007

1 comentario:

Anónimo dijo...

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