lunes, 8 de octubre de 2007

Progreso

Eran las once de la mañana y el hambre se dejaba sentir. En el estómago las tripas le saltaban inquietas. Bien temprano había lustrado un par de zapatos.
-Un trapo eh peseta en toa la mañana… no da pa' na'. Pa' un café y un pastelillo. -Pensaba; mientras sus flacos dedos acariciaban la moneda dentro del bolsillo. Calle arriba y calle abajo iba gritando: -¡Brillo!, ¡Brillo!, ¿Brillo Místel? -Sintió el roce de unas lloviznas en la cara y dijo para sí -¡Carajo! Ehtá empezando a llover. ¡Hoy sí qué ehtoy calne! Y diciendo esto acurrucó su cajón de limpiabotas bajo el brazo; encorvándose como tratando de hacerse más pequeño para esquivar las lloviznas; y con paso apresurado entró en una fonda cercana.

El aguacero se hizo fuerte; las alcantarillas de Río Piedras hacían gárgaras con el agua; que, apretujándose gota con gota, corría vertiginosamente por los declives de las calles.

Papo sintió el olor de las frituras; observó los letreros: Tacos, 25 centavos; empanadillas argentinas, 30 centavos; alcapurrias, 15 centavos. Había entrado a un negocio demasiado cercano a la plaza; y los precios no se ajustaban a su presupuesto.


La boca se le hacía agua con aquel rico olor a comida y a frituras. Quedóse embelesado; contemplando, las frituras, hábilmente ordenadas en aquella vitrina; cuyo calor interno, en contraste con la humedad del día, las envolvía en una especie de vapor translucente.

-¡Qué madre! Va a seguir lloviendo. ¡Por lo vihto no pego un pal máh!; ¡Diantre, una peseta pa' comel to' el día! ¿Y pa' dormil? El hohpedaje vale treh peseta; pa' dormil necesito medio peso máh… Grup, prap, trup… -le contestaron las tripas como si hubiesen tomado la iniciativa de participar en su decisión.

-Místel -reclamó al tendero -dame un taquito desoh... No, no, el que ehtá al lao; el máh goldito; -añadió con humildad -y me regala un poquito de agua.

Entregó la peseta como quien se despide de un ser querido; contemplando su redondez y quedándosele en la mano la sensación del frío y duro metal. Alternando bocados del taco con sorbos de agua, las tripas celebraron su victoria.

Terminó su desayuno; almuerzo y posiblemente cena. Su vista recorrió con rapidez el suelo.

-¡Aja! -Allí estaba; acostada en el suelo; aplastada, un poco desgreñada, una señora colilla.

-¡Viejo, qué chévere!-

Fundiendo palabra y movimiento la levantó con delicadeza; la sacudió con sus anémicos dedos; y comenzó a restaurarle la redondez que había perdido. Buscó dentro del cajón los fósforos y se obsequió con tres o cuatro fumadas

La lluvia continuó durante todo el día.

Papo encontró un zaguán para pasar la noche. Buscó entre los zafacones que bajan con la tarde; desenvolvió el periódico de la mañana; que allí había sido descartado; fue a un rincón, y comenzó a preparar su cama; extendiendo las anchas hojas de papel impreso sobre las losas frías. Su vista se fijó sobre la fotografía de una mujer hermosa que en traje de baño desplegaba la primera página.

-Seño...rita Puer...to Ri...co, co...ro...nada Miss. Uni… verso -leyó.

-¡Vaya, qué mami!-

Recostando el retrato de aquella beldad sobre su pecho se extendió lo más cómodo posible. Al lado, impresas, las declaraciones del gobernador:

«Puerto Rico, democracia y progreso, puente de las dos Américas.

En otra columna, donde Papo recostaba los pies, «Jaime Benítez explica Universidad como casa de estudio» y pillado con el borde del cajón de limpiabotas
«Fomento Industrial asevera economía de Puerto Rico es sólida; percápita aumentó… Con el retrato de Miss. Universo apretado sobre su pecho, cerró los ojos y se sumó al silencio.

Andrés Díaz Marrero

Publicado en julio de 1970; fecha en que se coronó a, Marisol Malaret, como Miss Universe

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