Diz que una joven madre algo insegura
(¿quién, siendo madre y joven, no lo estaba?)
a un médico pediatra consultaba
con fe que antes ponían en el cura.
"Nunca tomes en brazos la criatura
cuando llore, porque te hará su esclava;
ni en tu lecho la admitas, ¡más faltaba!,
que a los niños conviene mano dura."
La niña (tal prodigio nunca vieres)
exclamó: "¿Me prohíbe ir con mujeres?
Yo no fumo, ni bebo, ni he probado
las dulces golosinas de la infancia.
Mi vida entera es pura temperancia;
si me quita a mi madre, la he chingado."
Carlos González
(¿quién, siendo madre y joven, no lo estaba?)
a un médico pediatra consultaba
con fe que antes ponían en el cura.
"Nunca tomes en brazos la criatura
cuando llore, porque te hará su esclava;
ni en tu lecho la admitas, ¡más faltaba!,
que a los niños conviene mano dura."
La niña (tal prodigio nunca vieres)
exclamó: "¿Me prohíbe ir con mujeres?
Yo no fumo, ni bebo, ni he probado
las dulces golosinas de la infancia.
Mi vida entera es pura temperancia;
si me quita a mi madre, la he chingado."
Carlos González
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